domingo, 27 de enero de 2013

Descansos de estudio.

Estaba aburrida de tantas fórmulas matemáticas y sus respectivos problemas, de que todo el mundo pareciese encantado mientras estudiaban aquellas materias le gustaban, pero lo peor era saber que tú estarías en alguna parte disfrutando de tu cuerpo en estos momentos.Mi mente no se centraba y no dejaba de imaginarte duro y caliente en tu cama, o en la de alguna otra que había conseguido hacerte volar esta noche ya pasada; mientras mi cabeza no dejaba de contradecirse intentando volver a centrarse en el estudio. Cosa imposible.

Mi mente comenzaba a imaginarse tus manos recorriendo mi cuerpo, pellizcándome los pezones, o colando indiscretamente tu mano bajo la falda para comenzar a frotar mis braguitas sin que nadie se diera cuenta en la biblioteca, y eso hizo, que mis ganas de masturbarme aumentaran mientras notaba como poco a poco iban empapándose mis bragas.

Decidí tomarme un descanso, que me diese el aire frío de invierno a ver si conseguía centrar mi cabeza un poco. El viento descolocó mi pelo suelto mientras encendía un cigarrillo. Sentía la piel las piernas erizadas por la fineza de las medias, aunque no agradecí que el aire levantase mi falda ya que toda la calle se dio cuenta de que no eran medias enteras, sino que llegaban hasta medio muslo. Antes de volver a entrar me pareció verte doblar la esquina, pero no creí mucho esa imagen ya que mi cabeza no andaba muy lúcida.
Me senté dispuesta a seguir estudiando, alejándome un poco de la realidad escuchando música cuando noté que alguien me miraba al otro lado de la biblioteca. Sonreías mientras observabas a cada una de las que aquí se encontraban, pero sobretodo a mi. Intenté no hacerte mucho caso pero mi cabeza había vuelto a maquinar contra mi.

Me levanté sin hacer mucho ruido y me fui al baño a intentar despejarme un poco con agua. Al secarme la cara noté que alguien más entraba y cerraba con pestillo la puerta. Al incorporarme vi en el reflejo que eras tú, sonriéndome, llevándote un dedo a los labios para que no hiciese ruido.Te acercaste a mi como si fuese una pequeña presa, inmóvil, quieta, sin saber como actuar. Una marioneta apresada por tus manos mientras me acomodabas sobre el lavabo besándome. Recorriendo con tus manos mis piernas, con cuidado de no dejar marcas sobre las medias. Sonreíste al llegar a mis muslos y notar que las medias sólo llegaban hasta ahí.

"Ahora, tienes que estar calladita sino, nos meteremos en problemas. Y ninguno quiere que nos echen de la biblioteca, ¿no?" dijiste susurrándome al oído mientras tus dedos jugueteaban sobre la humedad de mis braguitas, para después volver a besarme, pegándome a ti mientras colocaba mis manos, acomodándote entre mis piernas, agarrándome a tu camisa.

Te deshiciste de mis bragas sin darme cuenta, guardándolas en el bolsillo del pantalón y bajaste rápido a mi entrepierna, cogiendo las piernas para abrirlas bien. Pasaste la lengua empapándote de mi, jugueteando con mi clítoris apretando bien tu lengua contra él, moviendo la lengua en círculos. Una mano apretaba con fuerza una de mis tetas por dentro de la camisa, centrándose en el pezón, mientras que la otra desabrochaba tus pantalones y dejaba sacar tu dura polla ante mi. Yo comenzaba a suspirar mordiendo el labio, intentando contener los gemidos que se morían por salir.

Volviste sonriendo a mis labios y susurraste pegando tu frente a la mía  "Ahora, si que no puedes hacer nada de ruido. Ni si quiera, gemidos ahogados, ¿está claro?" Dijiste sin darme tiempo a contestar que ya me habías embestido. Me mordí aun mas fuerte el labio, aunque sin querer salió un pequeño gemido. Negaste con la cabeza y volviste a embestirme. "Te he dicho que no gimas.. Así que, no lo hagas." Paraste un segundo para besarme, salvajemente mientras comenzabas a embestirme sin piedad. Pegándome bien a ti en cada embestida, haciéndote notar duro y caliente dentro de mi, algo apretado.

Rodeé con mis piernas tu cintura haciendo más profundas las embestidas. Una de tus manos seguía jugueteando a pellizcar mi pezón, la otra comenzaba a moverse rápidamente sobre mi clítoris, haciendo cerrar mi vagina aún más. Mordiendo tu cuello, evitando así que los gemidos se oyeran por toda la biblioteca, mientras tú no cesabas, acelerando mas el ritmo. Penetrando con más fuerza cuando algún gemido se escapaba, y no es que fueran pocos.

No sabía el tiempo que llevábamos ahí dentro, pero notabas al igual que yo que estábamos por corrernos, quizás el morbo de ser escuchados y pillados, el cómo lo estábamos haciendo también ayudaba. Noté como comenzaba a correrme y tú aumentabas aún más el ritmo, besándome para que no se me oyese. Notando como te corrías a tu vez. Te quedaste unos minutos dentro de mi, sin dejar de besarme, intentando que nuestras respiraciones se acompasaran.

Saliste de mí, limpiando un poco y me ayudaste a volver al suelo. Nos arreglamos y me diste otro beso. "Espero que puedas estudiar ahora más tranquila." Dijiste riéndote abriendo con cuidado la puerta por no encontrarnos a nadie al otro lado. Salimos y volvimos a nuestros respectivos sitios, como si no hubiera pasado nada. Comencé a ojear la hoja de problemas frente a mi y noté como vibraba mi móvil sobre la mesa. "Te espero en diez minutos en la puerta, al lado de mi coche. Tengo algo que devolverte a parte de quitarme estas ganas tontas que me han entrado otra vez de follarte. Espero al menos que esta vez no haya ropa para que puedas clavar tus uñas en mi espalda y dejarme sordo con tus gemidos." Te busqué con la mirada, pero ya estabas yéndote. Recogí rápidamente y fui tras de ti. Menuda noche se avecinaba.