jueves, 7 de marzo de 2013

Qué pena que no tengamos mucho tiempo...


Teníamos que irnos en media hora y apenas habíamos hecho nada de lo que teníamos que hacer. Así que mientras tú ordenabas la casa yo decidía darme un baño para que se me secara el pelo  antes de salir a la fría calle. Me advertiste de que no tardase, y que tu querías ducharte antes de irnos, metiéndome prisa. Me desnudé y seguidamente me metí en la ducha con la música puesto a todo volumen dejando el agua caliente relajar los músculos de mi espalda, sintiendo las gotas recorriendo la silueta de mi cuerpo.Veía como el cristal iba empañándose mientras comenzaba a enjabonarme el pelo. Cerré los ojos y me metí bajo el chorro durante un buen rato, aclarándome. Abrí los ojos y allí estas tú, al otro lado del cristal observando. Te sonreí mientras terminabas de desnudarte y entrabas dentro.

- Tenía que ducharme, y no iba a desaprovechar la ducha contigo.- Dijiste sonriendo mientras me pegabas a la pared besándome. 

Noté la pared fría contra mi espalda y di un pequeño respingo, cosa que tú hiciste para pegarme aun más. Te acercaste a mi cuello y comenzaste a dejar pequeños besos a lo largo de él, intercalándolo con pequeños mordiscos y soplidos, haciendo que mi vello se erizase por momentos. Sonreíste notando como no era lo único que se me erizaba, y comenzaste a bajar trazando una línea con tu lengua por mi cuello, siguiendo y recorriendo la clavícula hasta el canalillo donde decidiste cambiar el movimiento de tu lengua a pequeños círculos mientras me mirabas divertido cazando las gotas que recorrían mi cuerpo, aún no conseguía recordar en qué momento habías cortado el agua. 

Llegaste a mi pezón sonriendo mientras lo mordisqueabas, comenzando a tirar un poco de él. Suspiré intentando apoyarme bien en la pared, viendo como comenzabas a mover la lengua rápida sobre él. Notaba como mi respiración comenzaba a agitarse y tu sonreías viniendo a besarme, para volver a bajar rápidamente a la otra. Tus manos llevaban un rato acariciando mi cuerpo sin cesar, casi con la punta de los dedos, creando cosquillas allí por donde fueran. Comenzaste a bajar dando besos por mi ombligo y llegaste a mi cadera, pasando la lengua por ella. Seguiste bajando depositando un beso y volviste arriba.

- Que pena que no tengamos mucho tiempo... Me encantaría disfrutar solo de él, pero es que tengo muchas ganas de empotrarte contra la pared.- Dijiste susurrando mordiéndome la oreja. 

Agarraste mi muslo pegándome a ti, tu cadera a la mía, haciéndonos frotar para terminar de endurecerte y casi sin aviso me penetraste pegando me a la pared, de golpe, llenándome por completo. Mi gemido recorrió toda la habitación y comenzaste a un ritmo lento unas cuantas embestidas más, mientras una de tus manos sujetaba mi muslo y la otra masajeaba mi pecho. Metiste dos de mis dedos en la boca, haciéndomelos chupar y luego los llevaste a mi clítoris, masajeandolo con tus dedos sobre los míos y tú volvías a retorcerme el pezón. 

Aumentaste el ritmo sintiendo como me cerraba con pequeños espasmos sobre ti, al masturbarme a la vez y me besaste para no armar tanto escándalo. aunque eso solo hizo que comenzara a mordisquearte el labio y después morderte el cuello y clavícula mientras clavaba mi mano libre en tu espalda dejando la marca de mis uñas en ella. Comencé a cerrarme aun más, cuando bajaste tu mano a mi clítoris apartando mi mano y comenzaste a masturbarme rápido mientras tus embestidas cada vez eran más rápidas y profundas. Notabas que me estaba por correr y eso hizo que aumentaras más el ritmo si podías. 

Lo sentiste, y yo te sentí, mientras yo casi gritaba de gozo y tu respiración descontrolada delataba tu estado. Te quedaste un rato dentro, pegado a mi, besándome y casi sin avisar te separaste encendiendo de nuevo el grifo enjabonandome deprisa. - Venga, que aún estamos a tiempo de llegar puntuales.- Dijiste riendo. A penas tardamos cinco minutos en salir duchaditos y conseguimos llegar a tiempo, pero eso solo hizo que fuese el principio de una tarde bastante caliente.