jueves, 1 de mayo de 2014

¡La cena está lista! (Parte 2)


Sin darme casi cuenta, tomaste las riendas apartando un poco mi braguita y me embestiste sujetando mi cadera con tus manos para pegarme más a ti. Te mordí el hombro sorprendida y tú con un ritmo enérgico continuaste embistiendo me cada vez más rápido mientras mis gemidos iban inundando la sala. Ibas notando como me iba cerrando cada vez más, entre mordiscos por el cuello y la clavícula, haciendo que dieras las embestidas incluso más enérgicas. 


Y paraste, sonriendo amplia mente ante mi cara de desconcierto. Gruñí desconforme y tú me embestiste apretando bien con tus manos fuertemente en mi cadera. "Si la niña quiere guerra, yo se la doy. Pero con mis reglas." Me besaste para evitar mi propuesta y volviste a embestirme. "Mis reglas, he dicho" dijiste ampliando aun más tu sonrisa mientras salías de mi.

Me hiciste sentar en el sofá, abriendo mis piernas, pegando una gran lamida para disfrutar de mi sabor. Llegaste jugueteando con tu lengua hasta mi clítoris, haciendo círculos al rededor de el. Mientras, tus dedos comenzaban a introducirse despacio, siguiendo el mismo movimiento que tu lengua. Comenzaste a acelerar, mientras yo jugaba con mis tetas, mordiéndome el labio. Intentando en vano que los gemidos no salieran tan fuertes. Tu me mirabas triunfante, comiéndome, como un lobo con su presa. 



Sentías cómo me retorcía ante la rapidez de tus movimientos y cuando sabías que estaba por correrme, paraste. Me besaste mientras me levantabas, colocándome de espaldas a ti. Me guisaste hasta la habitación y allí comenzaste a besarme poco a poco el cuello, mientras sujetabas mi pelo con la mano. Fuiste bajando poco a poco,hasta la mitad de la espalda y me embestiste. Tirándome del pelo para erguirme y pegarme a ti.  



"Si te portas bien, quizás, tengas un buen premio esta noche" fueron las palabras que susurraste en mi oído mientras comenzabas otra vez a penetrarme, fuerte y duro. Mientras una de tus manos agarraba firme mi pelo y la otra jugueteaba pellizcando una de mis tetas. "Quiero... que me folles... hasta que no pueda más..." Dije entre gemidos, y tú me embestiste pegándome a la cama incrementando el ritmo mucho más fuerte. 

Mis dedos se clavaron en el colchón, mientras mis gemidos resonaban por toda la habitación. Casi sin darme cuenta, me giraste apretando mis piernas, y comenzaste a embestirme mientras tus mordiscos volvían a inundar mi cuerpo. Sentía electricidad por mi cuerpo, y como iba cerrandome más a cada embestida. Estaba a punto de correrme.
Y paraste.


1 comentario:

  1. Nosotros también estamos a punto... ¡Por favor, la tercera parte!

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.