martes, 30 de octubre de 2012

Gracias a la lluvia. (I)


-Siento llegar tarde. - Dije sonriendo ampliamente en la entrada de tu apartamento. Sentía alguna gotita de agua resbalando por mi mejilla, la lluvia me había pillado de improvisto llegando a tu casa. Retorcí un poco la manga de mi chaqueta mientras esperaba a que te decidieras a dejarme entrar en la casa o no. Me miraste de arriba abajo sonriendo. – Estás empapada, pequeña.- Dijiste divertido al verme, dejándome pasar. – Tira a la habitación a cambiarte, antes de que enfermes.- Dijiste sin darme tiempo a reaccionar que ya me estabas llevando tú. Me dejaste ropa sobre tu cama, y saliste dándome intimidad, mientras me contabas como había transcurrido el día. Salí enseguida y colgué la ropa en el baño. Tu camiseta azul me llegaba por la mitad del muslo, y tus calcetines me quedaban grandes. Salí riendo de tu habitación, divertida por la imagen mental que me había hecho de mi misma.
Llegué al salón donde me esperabas y me atrajiste hacia ti. Dejando un suave beso en mis labios y me llevaste al sofá. Pasaste tu nariz sobre la mía susurrando una queja de lo fría que estaba. Me diste besos a lo largo de la mandíbula, hasta la oreja. Pasando tu nariz por mi cuello después. Te tumbaste a mi lado jugando con un mechón de mi pelo, colocándolo tras la oreja, sonriendo. Me coloqué sobre ti, recogiendo mi pelo en una coleta y comencé a besarte. Sentía tus manos recorrer mi espalda, llegando y apretándome el culo.
Sonreí mientras me mordías el labio, para después pasar tu lengua por ellos. Me pegué un poco más a ti mientras volvía a sentarme sobre ti, desabrochando poco a poco la camisa que llevaba. Dejándola abierta, sin quitármela. Te alzaste un poco besando y mordisqueando mi cuello, bajando poco a poco con tus dedos la camisa que se abría ante ti. 
Sentía como mi pelo iba erizándose al igual que mis pezones. Bajabas por la linea de mi pecho, dejando pequeños besos, mientras sin darme cuenta ibas tomando la situación colocándote sobre mi, haciéndome tumbar en el sofá. Comenzaste a jugar con uno de mis pechos, haciendo círculos con la lengua al rededor del pezón, para después comenzar a mordisquearlo. Succionando de vez en cuando, mientras tu otra mano masajeaba el otro. Mi respiración, agitada, dejaba entre oir algun que otro pequeño jadeo más fuerte de lo normal, sintiendo como poco a poco ibas intensificando los mordiscos.
Pasaste al otro pecho mientras con tu mano bajaba a mis braguitas, frotando por encima. Sonriendo al notarme tan cachonda como la presión que había estado recibiendo de tu pantalón. Bajé las manos para desabrochar tus pantalones, dejando ver un calzoncillo rojo, bastante apretado. Conseguí quitarte los pantalones antes de que volvieras a tumbarme negando con la cabeza. Mientras comenzabas a bajar con tus besos hasta mi ombligo. 

1 comentario:

  1. Tengo un sofa y una manta que estrenar y camisetas que prestarte.

    Casi Nadie Lo Sabe

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.